Corría el año 1959 cuando Venancio Rossi —nuestro querido Nono— llegó a la Argentina desde Italia, acompañado por sus 8 hijos. Su destino inicial fue una estancia en Chascomús, donde vinieron con la esperanza de trabajar la tierra. Sin embargo, el lugar ya estaba ocupado por otra familia, y no había trabajo suficiente para todos.
Don Venancio decidió entonces mudarse al partido de San Martín, donde consiguió empleo en una fábrica de mosaicos. Allí aprendió el oficio con dedicación y pasión. En 1962, dio sus primeros pasos como emprendedor: instaló una pequeña y precaria fábrica de mosaicos artesanales en el fondo de su casa.
El esfuerzo constante no tardó en dar frutos. En 1968 adquirió una parte del terreno donde hoy se encuentra nuestra planta, y en 1971 comenzaron a atender al público, siempre acompañado por sus 4 hijos.
Con trabajo, compromiso y visión de futuro, la empresa fue creciendo. Se incorporaron máquinas semi automáticas, en 1981 llegó la primera rotativa italiana, y en 1992 una nueva pulidora y prensa que marcaron un antes y un después en la producción.
Hoy contamos con una planta de 2.500 m² —muy lejos de los 300 m² iniciales— y un showroom donde recibimos a nuestros clientes con la misma calidez de siempre. Hasta el año 2000, atendíamos desde el garage familiar.
Gracias a todos ustedes que nos eligen, nos recomiendan y nos acompañan desde hace tantos años, hoy el legado continúa de la mano de los hijos y nietos de Venancio, quienes trabajan día a día con amor y dedicación por esta empresa que es parte de su historia y de su identidad.
